Por su parte, los alumnos, once chicos y chicas de entre dieciséis y dieciocho años, que no se conocían entre sí y que fueron seleccionados en un casting donde, según el director y productor del documental Pablo Usón, se buscó lo más representativo de una clase: rebeldes, pasotas, simpáticos... Una vez identificados los papeles, el maestro hace todo lo posible en provocar a los alumnos para que se salgan de ellos, fomentando su autoconocimiento. ¿La técnica? Hablar, hablando todos mucho. Para los promotores del proyecto, el título del documental surge del concepto de que "todos son maestros" y de que todos aprendemos de todos.