Hace un tiempo, se escribía en Knowledge Wharton, “Older Workers: Untapped Assets for Creating Value”, que para 2010 la fuerza laboral tendría más de cincuenta y cinco años de edad. Estamos en ese año y me gustaría saber si acertaron. Lo que sí parece cierto es la tendencia a retrasar la edad de desconexión del trabajo o del retiro voluntario.
Conozco a directivos con sesenta y cinco y más y que todavía les queda un largo trecho por recorrer. Además, no les pasa como a nuestros padres, que muchos se encontraban anquilosados en sus modelos de trabajo y les costaba cambiar. Esta nueva edad de oro creció acostumbrándose al movimiento, al cambio.
Lógicamente, ejecutar procesos de trabajo en los que la fuerza es fundamental, es difícil que sean realizados por una persona de cincuenta y cinco años (aunque te sorprenderías de la potencia de algunos trabajadores senior del campo), pero en tareas y actividades donde es trascendente el uso del conocimiento, muchos inadecuadamente llamados “vejetes” triunfan. Viejos ¿Quién ha dicho viejos? (dibujo de imagenes-gratis.net).