Asistí como espectador al traslado de una crítica fundada a un “emprendedor”, por determinadas acciones empresariales que había puesto en marcha y que afectaban muy negativamente al desenvolvimiento de necesarias economías de escalas en determinado ámbito territorial. Rápido reaccionó el empresario en contestar, lo que propició errar el tiro en la respuesta y la imagen de que no aceptaba la instruida opinión recibida.
El caso es que a algunos solícitos y animosos promotores de negocios, nombrados emprendedores sólo en sus inicios o juventud (como si a una persona de ochenta años le estuviera vetado ser emprendedor), les cuesta aceptar una censura o apreciación, no sé, tal vez por su excesiva autoconfianza, y pronto se ponen a la defensiva, lo que hace chirriar si en verdad es un buen directivo.
Estimo que, precisamente, un ejecutivo o gerente debe saber escuchar adecuadamente, aceptando las opiniones adversas y retroalimentándose de ellas. Estuve toda la tarde reflexionando sobre si un emprendedor o promotor de negocios puede ser un buen directivo, gerente o ejecutivo. Llegué a la conclusión que no tiene por qué (imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay).