Dicen que el optimista Gottfried Wilhelm Von Leibniz, descubridor del cálculo infinitesimal e inventor del sistema binario, que sólo utiliza dos signos y es usado hoy en día en casi todas las tecnologías informáticas, conoció el I Ching o Libro de las Mutaciones, que también se sirve de ese sistema de numeración, a través de una carta que le envió Joachim Bouvet, misionero jesuita en la China del siglo XVII.
No sería de extrañar que ese texto adivinatorio, moral, filosófico y cosmogónico, fuera manejado no sólo como base de su famoso procedimiento de cálculo y distribución, sino, también, en sus valiosas, numerosas y aún desperdigadas reflexiones, pronósticos, contribuciones y predicciones en biología, medicina, geología, teoría de la probabilidad, psicología, ingeniería, física, ciencias de la información, política, leyes, ética, teología, historia, filología y poesía. Un tipo interesante y listo, este Leibniz. ¿Será el I Ching su secreto? (Fuente de la imagen: Wikipedia).
No sería de extrañar que ese texto adivinatorio, moral, filosófico y cosmogónico, fuera manejado no sólo como base de su famoso procedimiento de cálculo y distribución, sino, también, en sus valiosas, numerosas y aún desperdigadas reflexiones, pronósticos, contribuciones y predicciones en biología, medicina, geología, teoría de la probabilidad, psicología, ingeniería, física, ciencias de la información, política, leyes, ética, teología, historia, filología y poesía. Un tipo interesante y listo, este Leibniz. ¿Será el I Ching su secreto? (Fuente de la imagen: Wikipedia).