sábado, 22 de mayo de 2010

No fruncir el ceño

Si eres follower de Blog de Manuel, conocerás lo que pienso sobre la cuestión comercial en general y las acciones de venta en particular. Por muy organizado que esté o muy buena cadena de producción que disponga y, por derivación, buen producto o servicio que ofrezca, si no vendo, apaga y vámonos. La venta es la columna vertebral de cualquier actividad empresarial que se precie. En estos tiempos de crisis ¿Cómo mantengo las ventas? Incorrecta pregunta, mejor: ¿Cómo incremento las ventas? La respuesta te la hago mediante otra pregunta: ¿Por qué no utilizar algunos de las lecciones tradicionales? 

En primer lugar, debo revisar el procedimiento de ventas y adaptarlo a las nuevas situaciones; retocar el método de trabajo. En segundo lugar, meditar sobre si los potenciales clientes perciben a mi fuerza de ventas como versados, especialistas, en lo que vendemos y que nos lo creemos, que nosotros mismos compraríamos el producto o contrataríamos el servicio. La motivación sincera al equipo es fundamental, así como asignar el número óptimo de clientes por vendedor (imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay). 

Seguiría con la lista de acciones, pero sólo quiero resaltar dos más que para mí también son muy importantes. La primera es establecer proactivos lazos con los clientes más allá de los meramente comerciales; por ejemplo, interesándome por sus planes de futuro, sus innovaciones, su personal, sus clientes, etc. Otro factor que debo tener muy en cuenta es el referido a las quejas e indicaciones de tus clientes. Sacarles verdadera utilidad; no pensar mal fruncir el ceño, mal, todo lo contrario. Para mí, cuando un cliente me traslada una objeción, es una señal de que se preocupa por el producto o servicio que le estoy vendiendo. En síntesis, escuchar el corazón del cliente y actuar en consecuencia.