Pasamos negociando más tiempo del que nos gustaría, ya sea con instituciones, proveedores, colaboradores… hasta el punto que algunos clientes solicitan asesoramiento y participación activa en sus negociaciones con terceros. Ya sea por la concentración, por la responsabilidad, o por la búsqueda del acuerdo perfecto, el caso es que se termina agotado y si le añadimos el traslado de los preacuerdos a documentos y resto de procedimientos organizativos y comerciales para cerrar el trato, ni te cuento (imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay y elaboración propia).
Pero por muy destrozado que te encuentres, al finalizar la jornada te queda un rescoldo de satisfacción por haber intentando hacerlo siempre un poco mejor. Realmente, si lo piensas, todos los días negocias algo. Imagínate el entorno interno y externo de la empresa como un inmenso tablero de negociación. Si eres follower de Blog de Manuel sabrás que no me gusta ver al interlocutor como un contrincante, sino a una persona con la que hay que llegar a un acuerdo. Para mí el verdadero adversario es el asunto que debe tratarse, superarse creativamente y, si es posible, bajo la premisa “ganar ganar”.
Pero por muy destrozado que te encuentres, al finalizar la jornada te queda un rescoldo de satisfacción por haber intentando hacerlo siempre un poco mejor. Realmente, si lo piensas, todos los días negocias algo. Imagínate el entorno interno y externo de la empresa como un inmenso tablero de negociación. Si eres follower de Blog de Manuel sabrás que no me gusta ver al interlocutor como un contrincante, sino a una persona con la que hay que llegar a un acuerdo. Para mí el verdadero adversario es el asunto que debe tratarse, superarse creativamente y, si es posible, bajo la premisa “ganar ganar”.