Prudente la opinión de Albert Benedicto, socio director de Cimkey, ¿La crisis que nos merecemos?, localizado en noticias.com y que me recuerda en parte el post ¿Necesitamos una recesión?
Decía Benedicto que la situación de crisis era de esperar:
En la calle ya se comentaba desde hace tiempo que lo del boom inmobiliario no podía continuar, y tarde o temprano esta burbuja iba a reventar. La mayoría de la gente, sin ser especialistas en temas económicos, lo veían venir.
Apunta la confianza de algunos en la toma de cartas en el asunto por parte de las administraciones públicas, ya sean nacionales, autonómicas o locales, cosa que no ha sido así. Respecto a las soluciones para salir de esta recesión, elige
apoyar a otros sectores que probablemente no tengan la capacidad de mover tanto dinero en tan poco tiempo pero que aportan seguridad y garantía de continuidad, como el sector farmacéutico o el sector alimentario o sector de la tecnología.
A las administraciones les recomienda que
no olviden a los que al final siempre acaban resolviendo las crisis, que son aquéllos que anteponen el proyecto empresarial al dinero.
No quiero ser pesimista, Albert, pero sí realista. La Administración Pública lo sabe.
Excepciones las hay, pero, en líneas generales, los organismos públicos suelen anteponer sus propios intereses políticos, burocráticos y personales, a los económicos y sociales (dibujo realizado por un peque de primero de educación infantil, en el Paint - excepto el bocadillo con la frase- ).
Decía Benedicto que la situación de crisis era de esperar:
En la calle ya se comentaba desde hace tiempo que lo del boom inmobiliario no podía continuar, y tarde o temprano esta burbuja iba a reventar. La mayoría de la gente, sin ser especialistas en temas económicos, lo veían venir.
Apunta la confianza de algunos en la toma de cartas en el asunto por parte de las administraciones públicas, ya sean nacionales, autonómicas o locales, cosa que no ha sido así. Respecto a las soluciones para salir de esta recesión, elige
apoyar a otros sectores que probablemente no tengan la capacidad de mover tanto dinero en tan poco tiempo pero que aportan seguridad y garantía de continuidad, como el sector farmacéutico o el sector alimentario o sector de la tecnología.
A las administraciones les recomienda que
no olviden a los que al final siempre acaban resolviendo las crisis, que son aquéllos que anteponen el proyecto empresarial al dinero.
No quiero ser pesimista, Albert, pero sí realista. La Administración Pública lo sabe.
Excepciones las hay, pero, en líneas generales, los organismos públicos suelen anteponer sus propios intereses políticos, burocráticos y personales, a los económicos y sociales (dibujo realizado por un peque de primero de educación infantil, en el Paint - excepto el bocadillo con la frase- ).