He pedido varios presupuestos para una proyectada reforma en la vivienda, siempre que la entidad financiera arrime el hombro, claro está. El caso es que hay proveedores que procuran adaptarse a la realidad económica actual, pero hay otras empresas que o bien tienen mucho trabajo, con lo cual no sé porqué optan, salvo que lo intenten a ver si cuela, o bien viven en un mundo irreal. Existen negocios que han reorientado su política comercial hasta tal punto que ofrecen promociones a consumidores que se encuentran en el paro o que tienen miedo a perder el empleo. Escribe Amy Feldman en businessweek, Wooing the Worried, que algunas empresas utilizan estrategias de marketing arriesgadas o novedosas para relanzar sus ventas, marketing filantrópico, ofreciendo garantías adicionales, reembolsos, caso de encontrarse en desempleo e, incluso, productos gratuitos. A la par que se potencia lo tan cacareado “empresa socialmente responsable”, incrementan sus ventas sin necesidad de abultados presupuestos publicitarios (imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay).