Me dice la contaco Milagros: Manuel, ¿sabes que he leído en la prensa un nuevo perfil profesional similar a tu actividad laboral? Dime. La interim management, responde. Verifico la información acerca de un perfil profesional con el que, efectivamente, he procurado ganarme la vida, con mejor o distinto acierto, dependiendo del proyecto, desde principios de 1998. Comprenderá la firmante del artículo, que no coincida con la afirmación de que es un nuevo modelo de gestión, no porque lo lleve practicando desde hace un tiempo, sino porque ya conocí esta figura en las clases teóricas de la facultad y, sobre todo, porque su utilización se detecta, como mínimo, a finales de la década de los sesenta en Europa y, especialmente, EEUU.
Un interim manager, también llamado outsourcing de dirección, director de transición o gerente del cambio (entre otros nombres), es un profesional que proporciona la ayuda directiva temporal, generalmente en el nivel ejecutivo o gerencial, a una empresa o grupo empresarial, para conseguir sus objetivos de negocio que, habitualmente, se encuentran relacionados con la administración de una situación de crisis, la implantación de una nueva estrategia global, la docencia y tutoría a un equipo directivo joven e inexperto, o la gestión del cambio.
Este director de transición debe poseer una combinación de destrezas, incluyendo la capacidad de funcionar en base a objetivos muy sensibles. Por otro lado, debe ser apolítico y disfrutar de excelentes habilidades comunicativas. La relación con la empresa cliente puede instrumentarse bien como trabajador por cuenta ajena, autónomo o socio de una sociedad profesional. Los objetivos generalmente son definidos de mutuo acuerdo con la empresa y el marco temporal de ejecución de un servicio de este tipo se desliza desde los 4 a los 18 meses, pudiendo, en raras ocasiones, superar la barrera de los dos años.
Se sufre y se aprende mucho y hay que tener un alto nivel emocional, porque no siempre se desenvuelven los acontecimientos tal y como se prevén en la versión 0.0 del imprescindible plan estratégico. En lo que a las secuelas os comento que, en mi caso, cuando termino la relación con la empresa sufro bastante y lo paso muy mal al ser muy intensa la interacción humana, el fluir de sentimientos y la identificación con el negocio. Algo se desgarra en mi interior y percibo que un granito de mi ser se queda en esa organización.
Disfruto de muy buenas relaciones personales con la mayoría de los socios, consejos de administración y resto de colaboradores de las instituciones en las que he realizado un servicio profesional de esas características. Desde aquí un cálido abrazo a todas y a todos. Yo también he aprendido y aprehendido de y con vosotros. Gracias. Post rectificado con posterioridad a su publicación (imagen incorporada en 2012; fuente de la imagen: sxc.hu).