Hace más de tres años, en el post “E-mail vs cartero”, reflexionaba acerca de lo que se escribía en la pág. 46 de Expansión del 7/3/07; “Los empleados de una empresa invierten 14,5 horas semanales en leer y contestar correos electrónicos”. La cuestión no está en la cantidad de correos que recibes, sino cuándo los tramitas. El cartero del correo tradicional, salvo excepciones de cartas urgentes, sólo viene una vez al día, de lunes a viernes. En la nueva era de la comunicación, el cartero llega continuamente.
El problema no es cuánta información me llega o tengo acceso a ella, sino cuál es la que me interesa, cómo voy a procesarla y con qué método se cataloga y almacena. En síntesis, no debo dedicar energía en la, de antemano, perdida guerra contra la avalancha de información en tiempo real. Como individuo, lo que tengo que hacer es cambiar de mentalidad. Como empresa, modificar mi cultura (imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay).
El problema no es cuánta información me llega o tengo acceso a ella, sino cuál es la que me interesa, cómo voy a procesarla y con qué método se cataloga y almacena. En síntesis, no debo dedicar energía en la, de antemano, perdida guerra contra la avalancha de información en tiempo real. Como individuo, lo que tengo que hacer es cambiar de mentalidad. Como empresa, modificar mi cultura (imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay).