martes, 10 de junio de 2008

Cubículos por doquier

Aceptando la invitación de un conocido empresario local (gracias), visité unas flamantes oficinas en un polígono de futuro. Estaba orgulloso el directivo con el diseño abierto que había configurado y me recordó (buena memoria tiene) un comentario que le hice, allá por el año 1993, acerca de este tipo de distribución física. Cual fue su sorpresa cuando le comenté que ya no tenía tan claro eso de oficina sin muros, sin cubículos y sin pasillos. 

Dice Tom Davenport que “Las oficinas abiertas llevan a una comunicación menos estructurada. Sin embargo, esas mismas oficinas pueden generar problemas de concentración. De hecho, la reflexión y el pensamiento profundo se hacen más dificultosos en este tipo de oficinas” (Revista Fast Company: Death to the Cubicle!). Coincido con la opinión de Gervais Tompkin, que aboga por personalizar el espacio de acuerdo con las tareas a realizar, brindando a quienes necesiten mucho tiempo y sin interrupciones un lugar de trabajo silencioso y a quienes deben trabajar en equipo un espacio más social (imagen de Wikipedia).