lunes, 1 de octubre de 2007

La genialidad y la chorrada

En el post Hablar en público, apuntaba lo que mi querido profesor de Químicas, apodado Falconeti, me llegó a decir en clase: 
“Manolo, me sorprendes, lo mismo dices una genialidad que al segundo rebuznas una chorrada”. 
Te sueles condicionar en lo negativo de la frase y no con el mensaje en su conjunto. 

Percibo que en mi caso estaban la mayoría de los compañeros y compañeras del instituto, por no decir todos/as, con una imaginación burbujeante y con muchas ideas que querían salir, pero que la sociedad, con sus límites a la creación, las ahogaba antes de su nacimiento. 

Teníamos que confiar en nosotros, superar nuestros miedos, creer y crearnos continuamente, aprendiendo a gestionar los errores, las chorradas, y retroalimentarnos a través de esas sensibles experiencias. 
Hoy, “la globalización y el aumento de la competencia han llevado a las empresas a buscar la diferencia a golpe de imaginación, una cualidad que no es sólo un don de unos pocos privilegiados” (leído en la pág. 8 del suplemento de negocios infoempleo.com, 30/9/07, del grupo Vocento). 
Hoy, también como en mi infancia, la sociedad, que tanto premia la innovación, es la primera en poner límites a la creación. 
“Para crear hay que volver todo del revés, enfocarlo desde otras perspectivas y asociarlo y cuestionarlo todo”.
Fuente de la imagen: Elaboración propia e incorporada posteriormente en sustitución de la anterior.