“Los hombres son tan iguales como desiguales” (N. Bobbio).
Hace ahora siete años de mi traslado transitorio a Madrid capital, enviado para reconstruir la Confederación Española de Empresas de Formación (todo un verano en la Gran Vía, ¡uf!, menos mal que el restaurante gallego de la zona atenuaba mi suplicio), con los objetivos específicos de actuar de bisagra entre los políticos que se iban y los nuevos representantes de los empresarios que habían ganado las elecciones, analizar los puestos de trabajo y competencias existentes del equipo administrativo, proceder a reorganizar la confederación en el aspecto asociativo y, en resumen, poner en marcha el extenso programa electoral del nuevo Comité Ejecutivo Confederal, proyecto en el que había participado como uno de los ponentes o redactores.
Días antes de mi éxodo del Sur, fui invitado por la asociación granadina a un seminario sobre Gestión por Competencias, coordinado por María José (gracias amigas y amigos). El curso se desarrolló en fin de semana, en un bonito hotel de la Costa del Sol.
“El secreto de la riqueza ya no es la tierra ni las materias primas, ni siquiera el dinero. Es la inteligencia y la habilidad para utilizarla” (Charles Handy).
Después de un interesante primer módulo sobre arquitecturas, ingenierías, estrategia, reingeniería de procesos y de comportamientos, ventajas competitivas y aplanamiento de la pirámide de gestión y empowement, la entrenadora nos dibujó las competencias profesionales como el adiestramiento eficiente de las facultades que conforman el ejercicio de una tarea o proceso, en relación a la altura profesional idónea. Es el potencial profesional necesario para llevar a cabo, con éxito, las tareas y procesos asignados a un puesto de trabajo concreto.
“No está el mañana en el ayer escrito” (Antonio Machado).
A nivel organizacional, la ventaja competitiva que puede llegar a tener una empresa radica en la propia disposición para asumir los cambios y en el compromiso de las personas que forman parte de esa organización de adaptarse a los nuevos cambios. A nivel del colaborador, la ventaja competitiva se encuentra en no cuidar sólo de su empleo, sino de su empleabilidad, es decir, de su capacidad para ser metahabilidosos y empleables, generando un perfil de trabajador con una mayor cualificación profesional. Finalizó con un razonamiento y detalle de la adecuación de la normativa de cualificaciones profesionales, categorías equivalentes, horizontabilidad de los convenios y un interesante análisis sobre las perspectivas reales de aplicación de la gestión por competencias.
Desde 1995 venía leyendo artículos en la prensa acerca de la reforma laboral y las nuevas cualificaciones profesionales. Todavía guardo recortes de crónicas sobre el referente: El País Negocios (3/12/1995 Competencias de empleados, 14/4/1996 No quedarse desfasado, etc.) ABC (4/3/1996 Broadbanding, 19/5/1996 Competencias, el ADN de la organización, etc.). Aquel seminario me vino como anillo al dedo, cerrando mi primera fase formativa acerca de las Competencias Profesionales. Ya en Madrid, cuando contraté a una empresa de RRHH la selección del nuevo gerente de la confederación, propuse que estudiara y, si procedía, incorporara al anuncio el texto: Retribución basada en un programa de gestión por competencias consensuado con el candidato (o algo similar). Si no recuerdo mal, la oferta se insertó en el ABC y en El País; quedé gratamente sorprendido con la imagen que dimos y, sobre todo, con el número de historiales profesionales cualificados que se recibieron.
Sí, han pasado ya unos años ¿Qué hemos avanzado?
"Todos los días en África se levanta un león, sabe que tiene que correr más que la gacela más rápida o morirá de hambre. Todos los días en África se levanta una gacela, sabe que tiene que correr más que el león más lento o morirá de hambre. Da igual que seáis leones o gacelas, cuando salga el sol lo mejor es que os encuentre corriendo” (López de Arriortúa en el XXIX Congreso de AEDIPE).
(Imágenes incorporadas posteriormente. Fuente de las imágenes: elaboración propia).