Hoy se ha publicado en mi país la Ley 30/2015, de 9 de septiembre, por la que se regula el Sistema de Formación Profesional para el empleo en el ámbito laboral (si quieres acceder al documento publicado en el BOE, clickea AQUÍ y a pie de post te lo dejo insertado), que según el legislativo pretende objetivos del tipo de contribución a la competitividad empresarial, garantía de empleabilidad y promoción profesional de los trabajadores y trabajadoras, consolidar una cultura de formación y aprendizaje continuo, garantizar el derecho a la formación laboral y, obviamente, favorecer la creación de empleo estable y de calidad (Fuente de la imagen: pixabay y elaboración propia).
Se supone que con esta normativa se van a solventar todos los desajustes de los Acuerdos anteriores, que denotaron descoordinación a raudales, por no hablar de las presuntas corrupciones y, en resumen, gestión inadecuada de los fondos de formación. Se reconoce en el Preámbulo que el último Acuerdo de Formación Profesional para el Empleo de 2006 registraba una deficiente coordinación del conjunto del sistema, la falta de una planificación estratégica de la formación profesional para el empleo, escasa vinculación con la realidad del tejido productivo, la no disponibilidad de un sistema de información integrado, la falta de la evaluación de su impacto y una definición poco eficiente del papel de los agentes implicados en el sistema.
Según el legislador, para que la recuperación, que dice ha registrado en esta legislatura la economía española, sea sostenida es necesario potenciar el capital humano y su empleabilidad mediante la mejora de sus capacidades y competencias profesionales. Estamos en periodo de elecciones, así que hay que leer la ley con tranquilidad. Tal vez pida mucho, pero si se activara un efectivo seguimiento y control de los fondos, se consiguiera desterrar la chapucera gestión reconocida, el despilfarro y la pandillera gestión de los agentes implicados en su gestión, me sentiría satisfecho.
Según el legislador, para que la recuperación, que dice ha registrado en esta legislatura la economía española, sea sostenida es necesario potenciar el capital humano y su empleabilidad mediante la mejora de sus capacidades y competencias profesionales. Estamos en periodo de elecciones, así que hay que leer la ley con tranquilidad. Tal vez pida mucho, pero si se activara un efectivo seguimiento y control de los fondos, se consiguiera desterrar la chapucera gestión reconocida, el despilfarro y la pandillera gestión de los agentes implicados en su gestión, me sentiría satisfecho.