Fuente del esquema: elaboración propia |
Por lo anterior y apoyándonos en el ordenamiento jurídico aplicable en España, se comete plagio cuando se divulga, publica y reproduce una obra a nombre de un autor distinto del verdadero, atentando a sus derechos morales y patrimoniales, ya que se usurpa su autoría y se defraudan sus intereses económicos. La normativa nos especifica qué es plagio, por ejemplo, la información en cualquier soporte, o cualquier obra literaria, científica o artística: monografías, folletos, impresos, escritos, informes, conferencias, artículos de revistas, artículos de prensa, investigaciones de otras personas, grabaciones, diagramas, gráficos, exámenes, composiciones musicales, obras dramáticas, musicales, coreografías, cinematográficas, audiovisuales, obras multimedia, obras fotográficas, esculturas, dibujos, obras plásticas, arquitectónicas, de ingeniería, programas de ordenador, bases de datos, así como las obras derivadas de las originales, como las traducciones, adaptaciones, revisiones, compendios o arreglos musicales.
Obviamente, no es plagio cuando expresamos o presentamos trabajos o ideas originales o una compilación de resultados de una investigación original, así como el conocimiento común o "conocimiento público", que son hechos o ideas que pueden encontrarse en muchos lugares y que son conocidos por muchas personas. Es un conocimiento creado o difundido por la sociedad. En este caso no es necesario citar la fuente utilizada[1]. La frontera entre lo que se puede considerar o no como "conocimiento público" es complicada de delimitar, pero ene sos casos, debemos ser conservadores y citar, siempre, citar. Lo que no hay lugar a dudas es que estamos incurriendo en plagio cuando, por ejemplo, entregamos un trabajo ajeno como si fuera propio, independientemente de que la copia sea total o parcial, cuando parafraseamos un texto, es decir, lo plasmamos con otras palabras haciendo pequeños cambios en el lenguaje para disimular y sin citar las fuentes, cuando copiamos cualquier tipo de multimedia sin disponer de la autorización del autor, cuando nos basamos en una idea o frase de otro para escribir un trabajo nuevo y no citamos al autor de la idea o, incluso, utilizar una obra de la que somos autor y ya se ha utilizado en otro momento, sin referenciar la autoría, lo que se conoce como autoplagio.
Evitar el plagio es muy fácil y recomendable. Basta con dar crédito a toda la información que utilizamos en nuestra obra y que no es nuestra. ¿Cómo? Mencionando la fuente, citando la frase o el párrafo directamente del original y acreditar la autoridad y fuente mediante una referencia explícita. Pero ¡ojo! toda uso de cita debe estar justificado, ser corta, entrecomillada y acompañada de una interpretación adecuada por parte del usuario (antes o después de la cita o dentro del contexto tratado. También se puede interpretar directamente lo que dice el autor citado (en este caso se puede aceptar no utilizar el entrecomillado, pero siempre citando. Por ejemplo. En línea con la doctrina de M Velasco (y luego citar a pie de página). Para citar se suelen utilizar estilos estándar de redacción que indican la forma correcta de citar cada tipo de recurso[2]. Finalmente, existen en el mercado diferentes herramientas que se pueden utilizar con distintos sistemas operativos y analizan una amplia gama de archivos para detectar el plagio. Fuente de la imagen: archivo propio. Esquema incorporado con posterioridad; fuente: elaboración propia.
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[1] Por ejemplo, no es necesario citar cuando escribimos “el área de un triángulo es igual a…” “Ronda es de la provincia de Málaga, en España”.
[2] APA, MLA, entre otras. La norma ISO 690:1987 (en España, UNE 50-104-94) es el marco internacional que da las pautas mínimas para las citas bibliográficas de documentos impresos y publicados. Tomando como referencia esta norma, cada consejo editorial, cada sociedad científica… elabora su propio manual de estilo