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La empatía, la paciencia y una profunda capacidad analítica son herramientas esenciales. No busca imponer, sino convencer; no exige, sino inspira. Su éxito se mide por la adopción voluntaria de sus propuestas y por el impacto positivo que sus ideas generan en el colectivo. Este tipo de liderazgo es especialmente valioso en entornos donde las decisiones requieren la participación de múltiples actores con intereses diversos, como en equipos multifuncionales, proyectos interdepartamentales, o incluso en el ámbito académico y de la investigación. En estos escenarios, donde la autoridad formal es limitada o inexistente, la capacidad de influir colateralmente se convierte en un motor indispensable para la innovación, la resolución de problemas y la implementación de cambios. Es el liderazgo de quien, sin ostentar un cargo de dirección, se convierte en un referente, un catalizador de ideas y un facilitador de la acción. En un mundo cada vez más interconectado y menos jerárquico, el liderazgo colateral no es una alternativa, sino una necesidad. Permite desbloquear el potencial de las organizaciones al empoderar a individuos en cualquier nivel para que contribuyan con su visión y su capacidad de influencia. Es el reconocimiento de que el poder no reside únicamente en la cúspide de la pirámide, sino que fluye de manera distribuida a través de la coherencia, la persuasión y la autenticidad. En definitiva, el liderazgo colateral es la manifestación de que la verdadera autoridad, en muchas ocasiones, se gana, no se impone. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.